Paso las horas echado en la cama, oyendo música, mirando al techo. No tengo nada mejor que hacer así que, ¿qué problema hay? Quizás el problema es que me doy cuenta que lo que pasa es que no tengo ganas para buscar nada mejor que hacer. Pasan horas, y horas, y más horas... Esa simple sucesión de segundos que no hago más que pensar, en algo. Algo puro, nada en concreto, las cosas cuando empezaban a volverse claras desaparecían de mi vista.
Y en esos momentos de oscuridad (el Sol ya se ha ido) me pregunto que me queda. Por Dios, ¡es que no sé que me queda!. Y esas insoportables horas de angustia no se ven interrumpidas por alguna llamada, o algún mensaje que me indiques que te acuerdes de mí. Aunque bueno, tampoco puedo recriminar nada a nadie, si siento eso es por culpa del poco orgullo que me queda, siempre pensando que valgo algo.
Mírame, lo dí todo, aún lo hago, no dudo ni un ápice de lo que siento. Y no encuentro una acción, un hecho, ALGO de lo que poder sacar la respuesta a la pregunta que me corroe.
¿Qué me queda?
No hay comentarios:
Publicar un comentario