Miró hacia atrás una última vez. Allí estaba ella, en el borde de aquel lago, con su mirada puesta en él.
Él cerró los ojos, como queriendo evitar aquella dolorosa despedida. Quizás debió decirle algo, pero sabía que nada lo cambiaría en el fondo.
Ella tomó su decisión, cambió su vida y de ella le echó. Pero ahora está allí, mirándole con dulces ojos anhelantes, que parecen que gritan un "No te vayas". Mas nada se oye.
Él encuentra un bote en el que se propone partir, pero antes de alejarse volvió a mirarla. Ahora en los ojos de él no había sino tristeza, pero también una decisión forjada por el dolor. Apartó la mirada, sus labios no dijeron adiós, pero ella entendió que se iba.
Mientras se aleja, cree oír su voz. "No te gires" -se dice- "Ya no queda nada aquí para ti". Poco a poco la distancia va difuminando las marcas de su marcha, y ahora se siente un poco desorientado.Lleva en el corazón algo que jamás desaparecerá, y que tendrá que superar. Ya el dolor le obligó a olvidar lo que sentía, pero no le libró del recuerdo de aquella chica de la que se enamoró...
Y, en el fondo sabe, que podría volver a enamorarse de ella...
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