sábado, 30 de junio de 2012

Hasta que llegó ella

Y pasaban las noches sin tener un objetivo claro. Miraba al techo por la noche, intentando que, por algún extraño milagro, apareciera algo en su mente que le diera las fuerzas para continuar viviendo con alegría.
No quería dinero, ni poder, ni fama. Esas cosas no le servían para nada. Solo quería rellenar ese gran hueco que había en su vida, quería que hubiese algo que le impulsara a dar cada paso del camino con una sonrisa en la cara, con energías, y que le diera fuerza para luchar contra todo lo que viniera.
Así pasaba las noches.
Hasta que apareció ella. 
Un buen día, por cosas del destino, sus vidas volvieron a cruzarse. Pero esta vez en un nudo que los uniría para siempre. Ella le hace feliz, le da un motivo por el que luchar, y las fuerzas para lograrlo. Ella es, quien a pesar de lo malo, estará siempre ahí, siempre lo ha estado, y eso él se lo pagará con una vida llena de amor, cuidados y felicidad. Porque al igual que ella le hace feliz, él quiere hacerle feliz a ella, cada día de sus vidas, hasta que sus almas crucen la línea que separa lo efímero de lo eterno. Ella le ha enamorado con su forma de ser, porque hace tiempo que piensa, de verdad, que para él, ella es perfecta (dicen que la práctica lleva a la perfección, así que ella debe de llevar sus 18 años de vida practicando para ser tan perfecta).
Y ha llegado a ser su todo, su vida. Porque él no quiere seguir viviendo sin ella. Y nunca se irá de su lado, porque quiere ser su héroe (como cariñosamente le llama ella), protegerla de todo lo malo y hacerle sentir que, esté donde esté, él siempre estará a su lado animándola y dándole fuerzas para seguir adelante con todo. Él le ama infinito, y nunca dejará de hacerlo.
Y, si en algo creen ambos, es el amor verdadero. Sí, ese que dura muchos años. Ese que nunca acaba. F&A

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