jueves, 19 de enero de 2012

El pequeño gato blanco.

Vivía en su casa roja, de pequeñas ventanas, pues pensaba que era mejor sólo ver una pequeña porción del mundo y confiar en su dueña y sus palabras y promesas de amor.
Pero un día, entró otro animal en la casa, y no era posible la convivencia de ambos en la misma casa roja.
Y, sin que él lo entendiera, fue el que tuvo que marcharse.
Que duro le es ver que ella prometió sin estar dispuesta a luchar. Tocan malos días para vivir en las solitarias calles de esta sucia ciudad, llueve mucho y la basura va oscurenciendo su blanco pelaje.
Desde cada rincón de la ciudad se ve la casa roja subida en su colina, inalcanzable ya para él. Y día tras día, él la mira sin poder evitar un suspiro de anhelo. "Ojalá a él no le haga lo mismo" piensa. Pero en el fondo sabe que lo que se hace una, dos y tres veces, al final siempre se repite. Y siente la ironía de preocuparse de aquel por el que tuvo que marchar, aunque de él ya nadie se preocupa en esta ciudad.
Mientras se marcha, va escuchando una guitarra y una suave voz traída por el viento. Decide ir a su origen, aunque le lleve mucho tiempo y camino, y dejarlo todo atrás.
Su camino se verá recompensado, todo el mundo sabe que los músicos y los gatos una vez se unen, son como uno solo.
Y ese es, el gato con 4 vidas,
Que solo espera compartir una con ella.

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